Una galleta aquí, una barra Mars allá. ¡Tentación, tentación en todas partes!
¿Alguna vez sientes que estás haciendo un buen trabajo manteniendo tus hábitos alimenticios saludables y sin perder el ritmo de tus ejercicios, pero cuando llegas a la oficina, te encuentras con una tentación en cada esquina?
Te las arreglas muy bien durante todo el día, pero de repente son las 3:23 y, de alguna manera, acabas de tragarte 4 mini barritas Mars. ¿Qué ha pasado?
Recuerdo que trabajaba en una oficina y me esforzaba al máximo por perder peso o mantener el peso que tenía, pero adondequiera que miraba, sentía que las fuerzas estaban en mi contra. Uno solo puede resistir por un tiempo, especialmente cuando se trata de (¡jadeo!) la torta de helado de cumpleaños...
Si estás intentando mantenerte en el buen camino y te resulta muy difícil decir no a los dulces (como me pasó a mí en un momento dado), este entorno puede echar por tierra todos tus esfuerzos. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Yo he pasado por eso y también he conseguido sortear ese campo minado sin dejar de perder peso. A continuación, te dejo algunos de mis consejos favoritos sobre cómo lograrlo:
- BYOT: ¡trae tus propios dulces! Para una de mis clientas, el chocolate negro al 85 % es lo que funciona. Lo guarda en su escritorio y come algunos trocitos después del almuerzo o justo antes de la celebración de la “torta de cumpleaños” para evitar la tentación. Si el chocolate negro no es lo tuyo, hay muchas otras opciones saludables. Tenerlas a mano es fundamental.
- Hidrátate : ¿sabías que una sed leve puede manifestarse como hambre? ¡Es cierto! La próxima vez que tengas en la mira esa caja de galletas, tómate un momento y bebe una taza de agua (o una infusión) y observa qué sucede con el antojo.
- ¡Muévete! Me refiero a la basura. Si alguien amablemente coloca un recipiente con dulces en tu escritorio, agradécele sinceramente, pero no dudes en hacerle saber que realmente vas a ceñirte a tus objetivos de salud este mes. Luego, mueve los dulces a otro lugar, fuera de tu periferia. ¿Te resulta incómodo decir "no, gracias"? Tal vez. Pero, ¿preferirías seguir comprando pantalones más grandes? Cuanto más cerca estén los dulces de ti, más comerás sin pensar (proximidad = volumen consumido).
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